Aureo Herrero

 

Encuentro Andrés Segovia-Áureo Herrero

RECONOCIMIENTO Y CONTINUACIÓN DE LA ESCUELA

Por Carlos Díaz

l encuentro entre Áureo, que así era como le gustaba que le llamasen y Segovia fue, digamos, una "afortunada casualidad". Llegado de Ávila con once años de edad, su padre ciego y su hermano, recorren los cafés y barrios de Madrid cantando las canciones de moda. Un día gracias a una entrada que le regalan, tiene la oportunidad de oír a Segovia quedando admirado de la versatilidad de su guitarra bajo aquellas vo- luminosas manos. En la guitarrería de Santos Hernández entabla amistades y conoce a D. Carlos Verger, profesor de pintura de la Escuela de San Fernando y amigo de Segovia, que les presenta. Comienzan las clases, entre viajes y conciertos, idas y venidas del ya internacionalmente conocido Maestro. Áureo va asimilando la técnica y estética Segovianas a la vez que avanza en estudios de armonía, contrapunto, contrabajo y otros instrumentos; forma parte de la Orquesta Nacional Filarmónica, Sinfónica de Madrid, participa en grupos en salas de baile... (Nos contaba que comía un bocadillo preparado por su mujer de trabajo a trabajo).

 
  Andrés Segovia

"Tengo muchos estudiantes a quienes nunca he encontrado" solía decir Segovia refiriéndose a la multitud de profesores y concertistas que se hacían pasar por sus alumnos, pero no es el caso de Áureo. Como instrumentista sinfónico es capaz de reconocer la aportación de Segovia a la técnica interpretativa de la guitarra, dándole el tratamiento de "pequeña orquesta", rescatándola del pequeño ámbito al que se le tenía asignado hasta el momento. ("Interpretar a Bach en ese instrumento de peteneras" dijo lacónicamente un director de orquesta").

Sensación de facilidad, técnica infalible, combinación perfecta entre la pulsación de uña y yema (el llamado sonido de hierro y terciopelo) claridad, musicalidad, fluidez, riqueza y variedad rítmica, polifonía sin igual de las voces, empuje, son algunas de las características mas destacadas del deslumbrante crisol Segoviano, a las que Áureo se mantuvo fiel toda su vida, hasta el punto de llegar a impartir clases a los alumnos que el solicitado Divo de las seis cuerdas no puede atender.

De su experiencia como músico "de atril" hemos heredado, aparte de los magníficos arreglos para una, dos y tres guitarras de las mejores obras de grandes autores españoles y clásicos universales, la adaptación de los estudios más tocados en el violín y otros instrumentos de arco de gran tradición de Rudolph Kreutzer, obra capital de la pedagogía violinística para la guitarra, (su edición está siendo gestionada por ésta asociación cultural) transfiriendo con insuperable maestría su labor de intensos años como músico práctico. De hecho, Áureo siempre nos aconsejó asistir al mayor número de conciertos de orquesta para adquirir criterio propio. Multitud de formas, ritmos, escalas , trinos, ampliaciones, arpegios, extensiones, capotasto, variolage, cambios de posición, saltillo, fermatas, etc. ¡los problemas técnicos quedan resueltos!

  aketa aureo
  Con Aketa en la Guitarrería Santos en Madrid, 1983

Libres ya del pago que es necesario asumir para el dominio técnico del instrumento, debemos pasar a la parte mas esencial, el razonamiento musical de cada obra, ¿qué sentido queremos darle? Áureo nos facilita el difícil abordaje por genial del modelo segoviano desde su excepcional óptica de músico sinfónico, siempre teniendo como finalidad la creación de un mundo de belleza, compromiso del auténtico artista.

Anecdóticamente puedo dar fe y no es en absoluto un contrasentido, de que Áureo, teniendo toda la discografía del de Linares, no quería oírla para no dejarse influir en su interpretación de las obras.

Para nosotros sus alumnos la foto de la mano de Segovia encima del piano; las partituras rebosantes de anotaciones y digitaciones escritas con tenacidad y paciencia infinitas; el recuerdo de las anécdotas contadas con su tono grave de castellano severo; las hondas y fructíferas horas cedidas sin medida; su enorme austeridad, e incluso el chaqué que Segovia utilizaba para sus conciertos guardado con devoción. Todo ello resumido en su honestidad profesional y gran humanidad nos une a través del tiempo en búsqueda del ideal sonoro del que tenemos la obligación de ser sus dignos mensajeros.