Homenaje a Áureo Herrero

Quienes hemos tenido la fortuna de ser sus discípulos en algún momento de los más de sesenta años en que ha ejercido su magisterio, discípulos ya antiguos, que siempre seguiremos siéndolo, o discípulos jóvenes que todavía, día a día, necesitamos de unas clases hondas, duras y fructíferas, acordes con su alma de castellano viejo; quienes hemos tenido la oportunidad de aprender tantas cosas en el ejemplo de una larga vida dedicada, antes que nada, a la música; o quienes hemos tenido, a través de otros, la constancia de su trabajo infatigable en la búsqueda renovadora de la perfección musical muy por encima de las limitaciones del instrumento; y de su saber profundo, original y, un poco como la propia guitarra, aislado.

Todos queremos hoy darle el afecto y el reconocimiento que quizás la misma intensidad de su dedicación a la enseñanza y el rigor y la austeridad de su espíritu le han negado antes, aunque lo que podemos ofrecerle sea sólo este acto en el que estamos seguros de no poder llegar a la altura de cuanto de él hemos recibido. Valga por todo como testimonio de cariño y amistad.

Rocío Herrero

Pantano de El Burguillo – El Barraco